27 de diciembre de 2017

Los edificios canarios, los más peligrosos del estado

La reacción del Gobierno de Canarias ante los constantes problemas que se están sucediendo en muchos de los edificios del archipiélago es retrasar la antigüedad con la que se ha de pasar la primera Inspección de Edificaciones (ITE o IEE) -la única medida preventiva que puede evitar futuras desgracias- de 50 a 80 años.
Estado en que quedó el forjado de la discoteca Butterfly en Tenerife. 

Parece que los incidentes derivados de problemas estructurales en los edificios -debidos a la falta de mantenimiento y conservación- se han sucedido en el archipiélago en los últimos meses.

Si la isla más golpeada por estos casos es Tenerife, donde se ha producido la mayor de las catástrofes con la caída de un edificio de forma repentina en Los Cristianos o el último suceso, con el hundimiento del forjado del suelo en una discoteca en Playa de Las Américas, no es un fenómeno exclusivo de esta isla.

En Gran Canaria, por ejemplo, no hace falta más que darse una vuelta por su capital y descubrir el gran número de edificios que llevan años cubiertos con redes de seguridad tras haberse producido caída de cascotes y que se encuentran a la espera de una restauración, que nunca llega.

Pero el resto de islas no se salvan, dándose casos como la caída de cascotes en un colegio de la capital lanzaroteña, o la intervención de urgencia realizada en la antigua casa de maestros del CEIP José Pérez Vidal de Santa Cruz de La Palma. Y así podríamos continuar con ejemplos sucedidos en casi todos los municipios de las siete islas.

Caída de aplacado, detectada y posteriormente resuelta
en una Inspección de Edificio realizada en Tenerife
Pues bien, ante esta sucesión de constantes problemas en los edificios de nuestras islas -debidos en la mayoría de los casos a que se conjuga una baja calidad constructiva y un nulo mantenimiento- más allá de existir una política activa de inspección y rehabilitación de los mismos en aras de solucionar de forma definitiva el problema, el Gobierno de Canarias da un extraño giro para acabar con la ya maltrecha inspección de edificios en el archipiélago.

Y es que los Informes Técnicos de Edificios (ITE/IEE/ITT) son una técnica de rehabilitación preventiva y conservación de las edificaciones con la que se pretende principalmente mantener las edificaciones en las adecuadas condiciones de seguridad constructiva, salubridad, accesibilidad y ornato público en su conjunto, manteniendo la seguridad tanto de los residentes como de los viandantes. Y por tanto, la única herramienta útil para garantizar las correctas condiciones de nuestros edificios, calles y ciudades.

Los administradores de finca -los profesionales que mejor conocen el estado en que se encuentran nuestros edificios- llevan tiempo solicitando que se modifique la antigüedad mínima con la que se ha de realizar la primera inspección al edificio, que la ley nacional fijó en un primer momento en 50 años y que posteriormente se amplió a 55 (50+5), reduciéndola a 25 años, y luego cada diez. Incluso, en otras comunidades -como Valencia y Castellón- se llega más allá, solicitando que se realicen cada diez años, asegurando que de esta forma se garantizaría la conservación y el mantenimiento de los edificios.

Rotura y caída de tejas, detectada y posteriormente resuelta
en 
una Inspección de Edificio realizada en Tenerife

Pues bien, en nuestra Comunidad Autónoma, con la sucesión de graves incidentes que se han descrito y tras una casi nula aplicación de las inspecciones hasta ahora, resulta que la La Ley del Suelo de Canarias, en vez de tomar la alerta de esta situación y las recomendaciones de los técnicos especialistas en la materia, no sólo no mantiene el ya exagerado plazo de 55 años de la ley estatal, sino que desoyendo cualquier atisbo de sensatez amplía este período a 80 años, dejando fuera de la obligación de su cumplimiento a la gran mayoría de los inmuebles que se encuentran en un estado preocupante de conservación, con el riesgo que esto supone no sólo para sus ocupantes sino para toda la comunidad. Por todo esto podemos decir con seguridad que pasear por las calles de nuestras ciudades es una actividad mucho más insegura que hacerlo por las de otros municipios peninsulares, como puede ser el caso de Madrid, donde llevan más de diez años realizando las inspecciones a sus edificios y realizándolas cuando éstos cumplen 30 años.


Autor: 
Eduardo Martín del Toro, Dr. Arquitecto y Máster en Medio Ambiente y Arquitectura Bioclimática, propietario de Del Toro & Antúnez ARQUITECTOS.

2 comentarios:

  1. Coincido totalmente, la baja calidad constructiva y sobre todo el nulo mantenimiento de los edificios hacen peligroso caminar por la ciudad.
    La oxidación, la salinidad, los cambios de temperatura sobre todo en invierno entre fachadas expuestas al sol y a sombra de modo parcial y de nuevo la falta de mantenimiento pueden hacer pensar en que quizás, algunas soluciones de fachada deberían contemplarse como no recomendas para Canarias o incluso prohibídas. En este aspecto los aplacados ceramicos o petreos que otros ambientes van bien, aquí el fallo de los anclajes, sean quimicos o mecanicos es solo cuestión de tiempo.

    A modo de ejemplo de la cantidad de mallas y redes que abundan por la capital Gran Canaria, adjunto link a un recuento gráfico de ellas que elaboré hace poco y que deje por falta de tiempo, pero era un no parar.

    https://laspalmasred.wordpress.com/

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    1. Estimado Rodolfo:

      Ciertamente los revestimientos discontinuos en Canarias son causa de problemas antes o después, pero también existen muchos otros.

      La falta de mantenimiento y el pensamiento de que con la colocación de una malla (muchas veces más que caducada) el problema está resuelto es un mal general no sólo de Las Palmas -como recoges muy bien en tu blog- sino de todo el archipiélago. Si no das avío para retratar todos los casos de la capital Gran Canaria te recomiendo que no te pases por Santa Cruz, porque te puedes quedar asombrado.

      Atentamente, un saludo.

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