Se define como rehabilitación energética al conjunto de actuaciones y mejoras que se implementan en un edificio, destinadas a mejorar su eficiencia energética, y que pueden incluir la mejora de la envolvente térmica del edificio (paredes, cubiertas y suelos), así como la optimización de las instalaciones y sistemas de calefacción, refrigeración y producción de agua caliente sanitaria o de iluminación, con el objetivo de reducir el consumo energético, lo que conlleva una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero, y mejorar el confort de los ocupantes del inmueble, proporcionando un ambiente interior más agradable y saludable.
El 80 % del parque edificado en España tiene más de veinte años, habiendo sido construido sin una normativa clara en materia de eficiencia energética. Se trata del parque inmobiliario más envejecido de Europa. Sin embargo, la tasa de rehabilitación del parque residencial en nuestro país se sitúa entre 8 y 10 veces por debajo de la media de los principales países de nuestro entorno.
Además, debemos tener en cuenta que el 80 % de nuestro tiempo lo pasamos en espacios cerrados. De ese tiempo, una gran parte transcurre en la propia vivienda.
Urge, por tanto, actuar mejorando la eficiencia energética de nuestro parque de viviendas, a través de la rehabilitación integral de edificios y de la integración de fuentes de energía renovable, reduciendo el consumo energético de los hogares, las emisiones de gases de efecto invernadero y fomentando el autoconsumo.
En este sentido, las recientes ayudas procedentes de Fondos Next Generation están permitiendo a España movilizar un volumen de inversión sin precedentes y, en este contexto, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de España traza la hoja de ruta para la modernización del parque inmobiliario español. Nos encontramos ante una estrategia para desencadenar una Ola de Renovación, eliminando los obstáculos existentes desde hace tiempo a la renovación eficiente desde el punto de vista energético y de los recursos, apoyando nuevas inversiones, estimulando la digitalización y creando oportunidades de empleo y crecimiento en toda la cadena de suministro de la renovación. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, plantea la rehabilitación de un total de 1.200.000 viviendas en el conjunto del período, comenzando con 30.000 viviendas al año en 2021 y finalizando con 300.000 viviendas al año en 2030.
Pero si queremos cumplir los objetivos marcados para 2050, habría que rehabilitar 350.000 viviendas al año. Es decir, mantener una tasa constante de rehabilitación del 3,4-3,5 % anual del parque para poder converger hacia una renovación integral sostenible.
Todo esto hace que nos encontremos ante un momento nunca antes visto de cara a contar con las máximas facilidades para poder rehabilitar energéticamente nuestras viviendas.
Fuente: Pixabay |
En este marco, los fabricantes de materiales y sistemas de construcción intentan hacer su agosto con estrategias de marketing agresivas, como el anuncio que reza: "mi marido se desmaya cada vez que llega la factura del gas". Pero por suerte, nos dan la solución para que esto no vuelva a ocurrir: instalar aislamiento térmico en la cubierta, actuación con la que, según nos explican, se "Ahorra en consumo energético y revaloriza tu inmueble".
Pero no es la única: "Ventanas bien aisladas, ahorro energético seguro", nos cuenta otro; "Conservamos tu energía", nos dice otra empresa de ventanas; "Mejora la eficiencia energética de tu Fachada y empieza a ahorrar en tus recibos" o "Tu casa más eficiente, tu bolsillo más contento", explican distintas marcas de fachadas ventiladas; "Transforma tus paredes en guardianas del ahorro" o "Haz que tu hogar ahorre por ti", otras empresas de aislamientos térmicos. Y lo mismo los fabricantes de vidrios aislantes y/o de control solar, los sistema de ventilación de doble flujo con intercambiador de calor o de pinturas reflectivas, entre muchos otros.
Y estamos seguros que cumplen lo que prometen, y que tras su instalación la factura de calefacción o de aire acondicionado será menor, pero ¿y el confort qué?
Porque el ahorro energético es importante pero, si aíslo la cubierta de mi vivienda sin tratar las paredes, suelos ni ventanas, el ahorro energético será mínimo y el de confort nulo, con un techo caliente pero unas paredes y un suelo frio.
O si aíslo paredes techos y suelo pero mantengo unas ventanas de mala calidad, con una baja resistencia térmica y poco estancas, además de que gran parte del ahorro esperado se me escapará por las ventanas, éstas se convertirán en un elemento frío que generará disconfort. Del mismo modo si sustituyo las ventanas pero el edificio no se encuentra aislado, el efecto en la mejora de las condiciones interiores de la vivienda no será relevante.
Por otro esto, unas medidas de rehabilitación sin un estudio previo pueden convertirse en una intervención de alto coste, a pesar de que sean sufragadas en parte por subvenciones, y que, sin embargo, nos genere unos ahorros energéticos inferiores a los esperados y, sobre todo, una nula mejora de las condiciones de confort. Llegando incluso, en los casos más extremos, a empeorarse las condiciones higrotérmicas en el interior de la vivienda después de la obra.
Es fundamental que cualquier tipo de actuación encaminada a mejorar las condiciones de confort y el ahorro de energía de un inmueble se realice de forma posterior a un estudio detallado del estado de la vivienda: de las condiciones climáticas del lugar, de la posición y tamaño de los huecos, de las condiciones del entorno (como aquellos edificios que puedan proyectar sombra sobre el nuestro), del estado de deterioro de los distintas materiales que conforman la envolvente térmica, de los equipos y sistemas con que cuenta el inmueble y sus consumos energéticos y, muy importante, del presupuesto con que contemos y las posibles ayudas a las que podamos acogernos.
Sólo después de analizar todos estos factores, podremos diseñar un proyecto o plan estratégico de intervención, de cara a obtener los mejores resultados en cuanto a calidad de vida y reducción de costes de las facturas energéticas, con la menor inversión posible y garantizando una mejora de las condiciones de CONFORT.
Autor: Eduardo Martín del Toro, Dr. Arquitecto y Máster en Medio Ambiente y Arquitectura Bioclimática, propietario de Del Toro & Antúnez ARQUITECTOS.
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