9 de septiembre de 2015

Infiltración, renovación natural y forzada

Existen tres procedimientos principales para realizar la renovación del aire en nuestros hogares: mediante una infiltración descontrolada, a través de una ventilación natural controlada por el usuario o con una renovación mecánica automatizada.
Fuente: CONSERVACIÓN DE ENERGÍA EN VIVIENDAS Y EDIFICIOS

Partiremos en primer lugar, explicando que una mínima renovación del aire es imprescindible en nuestras viviendas, es decir, es necesario sacar el aire viciado del interior para mantener la calidad del aire sobre niveles aceptables, reponiendo la cantidad de oxígeno necesaria y eliminando humos, gases tóxicos y olores desagradables.

Este grado de renovación puede tener que aumentar por algunas circunstancias, como pueden ser el realizar actividades en el interior de la casa que contamine el aire -fumar o utilizar determinados productos tipo disolventes o pegamentos-, realizar actividades que generen fuertes olores -como freír pescado-, seguir estrategia bioclimática para regular las condiciones interiores de temperatura y humedad, etc.

Por tanto, vemos que la renovación es necesaria y que según las circunstancias ésta se puede mantener en unos valore mínimos* o ser necesario que sea más intensa.

Veamos ahora entonces cómo se puede producir ese proceso de renovación del aire y que consecuencias conlleva cada uno de ellos.

En primer lugar, tenemos el método de renovación más arcaico y descontrolado, la infiltración. Éste se basa a través de la entrada y salida del aire por aquellos huecos, rendijas y orificios que posee la vivienda debido a grietas, desajustes y huecos de ventilación sin posibilidad de regulación.


Fuente: CONSERVACIÓN DE ENERGÍA EN VIVIENDAS Y EDIFICIOS

Este sistema -que era el más común hasta hace relativamente poco (tan poco que lo sigue siendo en la mayoría de las viviendas españolas)- es causante de grandes pérdidas energéticas, principalmente en los climas fríos. Al no haber un control de la renovación, ésta es excesiva (más vale que sobre que no que falte) con lo que el aire calentado del interior se fuga con facilidad de la vivienda, permitiendo la entrada de aire frió que ha de volver a ser calentado. Así en un continuo constante, lo que provoca tener que poner la calefacción al máximo y que nuestra inversión en aislamiento térmico no se vea recompensada. Evidentemente para un clima caluroso el proceso es igual, pero simétrico.

¿Pero existe alguna circunstancia en la que la infiltración no sea perjudicial?
Pues como siempre, en diseño arquitectónico no existen axiomas fijos, y en aquellos climas cálidos-húmedos, con temperaturas no extremas, una constante y abundante renovación ayuda a eliminar el exceso de humedad al tiempo que elimina el aire recalentado del interior sustituyéndolo por uno más fresco, junto al efecto refrescante que produce el aire en movimiento. Resta decir que una arquitectura de infiltración es de bajo precio, pues el garantizar la estanqueidad es siempre un síntoma de calidad y por tanto de mayor coste.

Frente a esta arquitectura, se presenta una primera alternativa en la que se combina una construcción estanca con unas carpinterías (huecos o ventanas) inteligentemente diseñadas y orientadas que permitan el paso o cierre ante los fenómenos atmosféricos según nos beneficien o perjudiquen en cada momento.

Estrategia bioclimática de la ventana tradicional canaria. La parte superior permite la entrada de luz profunda en invierno mientras que es escasa en verano. La apertura o cierre de las hojas y postigos permite regular la entrada de aire e iluminación extra.

Este sistema tiene la ventaja de que se pueden conseguir las mejores condiciones de confort con un consumo energético nulo pero por contra es necesaria la correcta interacción del usuario, ya que en caso contrario, los resultados serán nefastos.

Por último, como alternativa más moderna y tecnificada, tenemos la opción de controlar las renovaciones por medio de sistemas mecánicos, que -mediante sensores- son capaces de aumentar o reducir los caudales en cada momento, según se produzcan las demandas. En estos casos, esta renovación va asociada a un sistema de climatización, con lo que ambos procesos se hacen conjuntos obteniéndose un aire fresco, filtrado y climatizado.


Sistema VMC Doble Flujo Unifamiliar. Fuente: Siber Zone S.L.

Como desventaja podemos decir que es la que tiene mayor coste de implantación, además de que existe un cierto consumo energético -que no suele ser muy alto- y que la dependencia de sistemas mecánicos pueden producir averías en los momentos menos deseados.

Por tanto, podemos concluir que el control o no de la renovación tiene una importante influencia en el consumo energético de una vivienda y en sus condiciones de confort y que por tanto, sería más que conveniente tener en cuenta por cuáles de estos sistemas de renovación de aire vamos a optar en nuestra vivienda.

*En este artículo no vamos a entrar en cuáles son los valores adecuados de renovación, sino únicamente analizar la necesidad de que se produzca y las posibilidades que genera cada procedimiento.


Autor: 
Eduardo Martín del Toro, Dr. Arquitecto y Máster en Medio Ambiente y Arquitectura Bioclimática, propietario de Del Toro & Antúnez ARQUITECTOS

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