El patio es un fenómeno bioclimático excepcional capaz de intervenir directa o indirectamente en el acondicionamiento de los edificios, en ocasiones, colaborando en el mejor funcionamiento de algunas estrategias bioclimáticas y, en otras, con aportaciones propias.
En el patio, el empleo de vegetación, de agua y la radiación nocturna con el embolsamiento de aire frio, lo convierten en una estrategia imprescindible en climas calurosos.
Como otros espacios intermedios, el patio no actúa sólo sobre las condiciones térmicas, sino que también tiene efectos lumínicos y acústicos, al tiempo que produce un alejamiento del exterior que logra mayor intimidad.
La disposición de los patios los predispone a permanecer en sombra durante la mayor parte del día, protegiendo su ámbito de la radiación solar directa, manteniendo así más baja la temperatura del aire que la media exterior.
La común presencia de abundante vegetación acentúa este efecto de sombreamiento. El empleo de vegetación de hoja caduca -como la vid o parra, muy frecuentes en las viviendas rurales- permite la protección solar en verano y las ganancias de su radiación en invierno, a la vez que un posible aporte de humedad.
El patio funciona como un pozo de frescor. Cuando tenemos un marcado salto térmico entre el día y la noche, las paredes, el suelo y las láminas de agua del patio se enfrían durante la noche por radiación a la bóveda celeste. Estos enfrían el aire del patio que se mantiene embolsado y que no se escapa por convección al ser pesado -por su mayor densidad-, permaneciendo protegido del viento de la mañana y cediendo su frescor a las habitaciones que lo rodean.
Durante el día, al calentarse el aire de las habitaciones, sale fuera renovándose con el aire fresco almacenado del patio, mientras que durante la noche, los huecos al patio se cierran, manteniendo las habitaciones el aire que se ha ido templando a lo largo del día, mientras que el situado en el patio se enfría para servir de almacén de frescor para el siguiente día.
El empleo de plantas, flores, fuentes, canales y aljibes regula la humedad y temperatura en los climas calurosos y secos.
En verano, la evaporación originada por la vegetación y por el agua hará que disminuya la temperatura del patio creando una zona de altas presiones que provoca la succión del aire que se encuentra a nivel superior. Con la abertura de ventanas o puertas en el patio, el aire entrará por la casa pudiendo recurrir a la ventilación cruzada por medio de la abertura de ventanas u otro tipo de vanos en paredes opuestas.
En invierno, la temperatura del patio será también mayor que la temperatura del aire exterior.
Tanto en los patios abiertos de las casas rurales más modestas como en los cerrados de las haciendas y viviendas urbanas, el patio se convierte en una zona protegida de los vientos.
Por tanto, el patio constituye un elemento de regulación (emisión, evaporación, sombra, etc.) del cual se aprovecha toda la vivienda.
Autor: Eduardo Martín del Toro, Dr. Arquitecto y Máster en Medio Ambiente y Arquitectura Bioclimática, propietario de Del Toro & Antúnez ARQUITECTOS.
Es muy interesante todo lo que indica. Dispongo de una casa antigua en valencia con un patio interior y no consigo que la gente (los albañiles más bien) entiendan que quiero que gran parte del patio sea de tierra para que me proporcione frescor dentro de la casa. Lo único que me dicen es que me va a provocar más humedad y sigo sin creer que eso sea así. Tras leer el artículo, ya puedo darles pruebas de lo que les comento. Gracias
ResponderEliminarNos alegra saber que la información compartida le resulta de utilidad.
EliminarMuchas gracias por leernos y por el comentario.
Atentamente, un saludo.