El aire en movimiento es una energía que se lleva empleando desde los albores de la civilización, con multitud de posibilidades como el impulso de diferentes medios de trasporte o la obtención de engría eléctrica. Pero las distintas propiedades que poseen el viento también han sido aprovechados en la edificación, ya sea como estrategia de climatización o para conseguir unas adecuadas condiciones de salubridad interior. Pero el aire puede causar también perjuicios para los edificios y sus usuarios, razón por la cual, en determinadas ocasiones, debemos protegernos de él. Veamos a continuación cuáles son los beneficios y desventajas del viento en la arquitectura y las estrategias para aprovecharnos de los primeros y defendernos de los segundos.
VENTAJAS
La ventilación en la edificación es una de las principales estrategias que todo edificio bioclimático emplea, debido a los grandes beneficios que genera.
Renovación
El primero de todos, y más importante, es la renovación del aire interior, раrа mantener la calidad del aire sobre niveles aceptables, reponiendo la cantidad de oxígeno. Es necesario sacar el aire viciado del interior, a causa tanto de la respiración de los usuarios -o de actividades como fumar- como por la presencia de partículas o gases tóxicos generados por algunos de los materiales sintéticos que componen el propio edificios -como el benceno o el formaldehído- y en otros casos por causa del entorno -como el radón, que proviene del propio terreno, o los gases de combustión de los vehículos-.
Control de la humedad relativa
Pero a esta función fundamental de la ventilación de los espacios interiores de los edificios se le suman muchas otras, como puede ser la del control de los niveles de humedad. Las situaciones de humedad extrema -tanto muy alta como muy baja- generan situaciones de disconfort para los usuarios. La solución para ambos casos -independientemente de si las condiciones de temperatura son altas o bajas- consiste en producir una adecuada ventilación.
En climas secos, la ventilación con un aire previamente humedecido, mejora enormemente las condiciones de confort. En el caso de climas húmedos, la renovación de aire ayuda a eliminar ese exceso de humedad, ya que el aire exterior, aunque sea húmedo, siempre lo será menos que el aire interior estancado. Además, una adecuada ventilación ayudará a prevenir la aparición de condensaciones, que son causa de la aparición de mohos que atacan las vías respiratorias.
Otro beneficio de la ventilación es el de actuar sobre la sensación térmica. Ésta, en el interior de los inmuebles, depende principalmente de tres aspectos: la temperatura del aire, su humedad relativa y su movimiento o la velocidad del aire.
Refrigeración
Como ya vimos, la renovación puede regular el nivel de humedad, pero además, si controlamos el flujo de aire, estaremos actuando sobre dos de los tres aspectos fundamentales para obtener la sensación de confort interior. El movimiento del aire ayuda a reducir la sensación térmica. Cada 0,3 m/s de aumento de la velocidad del aire viene a equivaler al descenso de 1º C en la sensación térmica de la persona sometida a esta corriente de aire.
Otra estrategia de refrigeración es el enfriamiento evaporativo, donde la evaporación del agua que se produce en lugares húmedos, con el paso del viento, absorbe energía del aire en forma de calor, dejándolo más fresco. Esta estrategia es ideal en climas cálidos y secos.
Si combinamos la alta masa térmica de algunas construcciones con la ventilación podemos refrigerar por alta masa térmica y ventilación nocturna, que funciona muy bien en climas con marcada oscilación térmica día-noche en la época estival.
DESVENTAJAS
Pero no todo pueden ser ventajas. El aire en movimiento también es causa de problemas y situaciones molestas, tanto para el edificio como para sus usuarios. Desde reducir la sensación térmica en climas fríos, a volar los papeles o generar ruidos molestos. Por tanto debemos saber cómo protegernos del viento cuando nos afecta negativamente.
Ruidos
Uno de los problemas que produce el viento es la generación de ruidos indeseables, como una especie de silbido que vibra y que cambia de tono dependiendo de la intensidad del viento. Este sonido puede llegar a ser muy molesto, influyendo de forma negativa en nuestro estado de ánimo -nos perturba- y asociándose a problemas de salud e incluso al incremento en la tasa de suicidios. Este fenómeno y otros asociados, como la vibración o golpeteo de puertas y ventanas, se pueden eliminar mejorando la calidad constructiva, por medio de la reducción de las infiltraciones y la sustitución de las viejas carpinterías por otras de alta calidad.
Frío excesivo
El movimiento del aire en el interior de los inmuebles genera, como hemos visto, una reducción en la sensación térmica que puede ser negativo en el caso de que nos encontremos en un clima frío o que sea tan importante, que nos genere sensación de frío incluso encontrándonos en un clima cálido.
Desplazamiento de objetos
El exceso de velocidad del aire es además molesto ya que puede mover objetos de poco peso como papeles y ser incómodo cuando nos da directamente. Para evitar estas situaciones es necesario primero el adecuado diseño de los huecos y posteriormente el correcto juego de apertura y cierre de los mismos.
Daños a los edificios
Si nos referimos al viento en el exterior, este puede seguir aumentado llegando a ocasionar desprendimientos y roturas en partes de edificios como antenas o aplacados, pudiendo llegar hasta alcanzar el nivel de huracán lo que puede acabar con integridad completa de las construcciones más fuertes. Por ello es importante el correcto diseño urbano -para evitar que se formen barreras, canalizando los vientos favorables y frenando los desfavorables-, así como el adecuado mantenimiento de los edificios -poniendo especial hincapié en aquellos elementos susceptibles de desprenderse como tejas, aplacados, cornisas o elementos situados sobre la cubierta-. En el caso de encontrarnos en áreas con peligro de huracanes será necesario la construcción de refugios subterráneos adecuadamente diseñados.
Recomendaciones
De cara a diseñar elementos que sirvan como filtros y freno a la velocidad del viento, es recomendable que éstos sean permeables. Por eso se recomienda el empleo de muros palomeros o de celosías.
También, las edificaciones se pueden proteger del viento con diseños basados en poca altura -que se "peguen al suelo"-, la creación de espacios protegidos -como los patios, al que se vuelcan los espacios-, junto con el reducido número de huecos (ausentes en las fachadas más azotadas) y el pequeño tamaño de los mismos.
Autor: Eduardo Martín del Toro, Dr. Arquitecto y Máster en Medio Ambiente y Arquitectura Bioclimática, propietario de Del Toro & Antúnez ARQUITECTOS.
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