Que la arquitectura sostenible tiene múltiples beneficios -tanto para sus usuarios como para todo el planeta- es algo que hoy en día nadie pone en duda, pero muchas veces desconocemos todas las implicaciones positivas que esta arquitectura nos puede generar.
Sus ventajas más conocidas son las importantes reducciones de consumos, en agua y energía, que la arquitectura sostenible genera con respecto a una arquitectura "convencional", y que suponen mejoras medioambientales -con la reducción de emisiones de CO2 o la no contaminación y destrucción de los acuíferos- o ahorros económicos para los usuarios, a través de la reducción de sus facturas.
Pero uno de los beneficios menos conocidos -y tal vez de los más importantes- es que las viviendas sostenibles son más sanas para sus ocupantes.
Existen algunos términos "cercanos" como son arquitectura verde, pasiva, bioclimática, ecológica, de consumo energético casi nulo o bioconstrucción, que si bien no son iguales, muchas veces se entremezclan de forma equivocada, dando lugar a graves errores ya que, como vamos a explicar a continuación, pueden en algunos casos ser incluso casi opuestos.