La rehabilitación de la arquitectura tradicional ha llevado en numerosas ocasiones a auténticas atrocidades. Aquellas intervenciones que parten del desconocimiento de la razón de ser de esta arquitectura, dan lugar a verdaderos problemas en las condiciones de confort de sus usuarios, inexistentes antes de la actuación.
Son conocidas las intervenciones de rehabilitación en las que pretendiendo mejorar sus condiciones de eficiencia energética -sin un criterio respetuoso- se ha conseguido el efecto contrario. De nada sirve restaurar un elemento si en dicha restauración se pierde parte del sentido con que fue creado, por lo que parece lógico que las intervenciones de rehabilitación se realicen previo estudio de las condiciones de confort existentes en relación a los elementos arquitectónicos y constructivos que rehabilitaremos.
Es muy importante y necesario, en la recuperación del patrimonio histórico conocer el funcionamiento bioclimático del edificio, para poder actuar correctamente sobre él y no provocar efectos indeseados.