24 de abril de 2017

¿Es siempre bueno aislar?

En la gran mayoría de los casos la respuesta es sí. Incluso podemos decir que es mejor pasarnos con el aislamiento que quedarnos cortos. Pero como toda regla, tiene sus excepciones. Entonces, ¿en qué casos no es recomendable aislar?


La principal herramienta contra la pobreza energética es el correcto diseño y aislamiento de los edificios, que permite reducir las pérdidas de calor de la calefacción en invierno, reduciendo drásticamente su consumo. Lo mismo sucede en verano, impidiendo que el frío de la climatización se escape.

Por lo tanto, tanto con calor como con fío, en verano como en invierno, un edificio bien aislado va a funcionar mejor energéticamente que otro que no lo esté. ¿Pero es esto cierto siempre? Pues no. Siempre hay excepciones. Veámosla.

Existen casos particulares donde el aislamiento térmico puede ser contraproducente o innecesario. Un ejemplo de ello pueden ser los edificios situados en climas suaves y que posean una muy alta densidad de carga interna durante todo el año; es decir, que la temperatura interior -debido al uso del edificio- es alta, e incluso mayor que la del exterior durante todo o la gran mayoría del año.


En estos casos -como podrían ser una discoteca o un gimnasio-, un edificio perfectamente aislado tenderá a acumular en su interior el calor producido por su uso, con lo que el sistema de climatización tendrá que luchar no sólo contra el calor exterior sino sobre todo contra el derivado de su uso, que se va almacenando. En este caso, una envolvente poco aislante -junto a una buena ventilación- puede funcionar de refrigeración natural sin necesidad de equipos mecánicos o como apoyo a estos.

Pero este mismo sistema puede funcionar en los climas cálidos y con pocas variaciones a lo largo del año -sobre todo cuando no podemos contar con equipos activos- donde un elemento ligero de protección solar y la ventilación -preferiblemente acondicionada gracias a elementos con agua o la vegetación- son suficientes para conseguir las condiciones de confort, como pueden ser el caso de las tiendas del desierto.

Fuente: Tentickle

También en los climas cálidos con altos niveles de humedad se suele prescindir del aislamiento térmico debido a que su principal estrategia es la ventilación, y poco sentido tiene invertir en importantes aislamientos térmicos cuando el inmueble va a recibir constantes renovaciones de aire. Un ejemplo de esta arquitectura pueden ser los palafitos.

Fuente: @ElPalafito

Aunque estos son excepciones al caso general, que nos dice que lo más conveniente es aislar nuestras viviendas, vemos que no existe regla que funcione siempre, razón por la cual es recomendable trabajar en cada caso con el asesoramiento de profesionales independientes que nos recomienden en cada caso la solución que, a menor coste, nos genere los mejores resultados. Razón por la cual dicho asesoramiento es una inversión y no un gasto que nos puede ahorrar mucho dinero en la intervención a realizar y muchos dolores de cabeza posteriores.


Autor: 
Eduardo Martín del Toro, Dr. Arquitecto y Máster en Medio Ambiente y Arquitectura Bioclimática, propietario de Del Toro & Antúnez ARQUITECTOS

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