Posiblemente, los dos bienes más caros e importantes de nuestra vida son la casa y el coche. Constituyen aquellos espacios de nuestra propiedad donde pasamos la mayor parte del tiempo y, por tanto, su calidad va a suponer un peso significativo en nuestro confort de vida. A pesar de que forman "nuestra tercera piel" existen grandes diferencias entre ellos, como su precio o las prestaciones que nos reportan y, en algunos casos, de forma contraria a la lógica. Para descubrir este fenómeno vamos a realizar un análisis comparativo entre ambos.
Cada uno de nosotros, según nuestra capacidad económica, gustos o preferencias, va a poseer (o alquilar) un tipo de vivienda y coche diferentes, pero de cara a poder realizar una comparativa, vamos a tomar como referencia una vivienda tipo (un piso de tres dormitorios en la zona centro de una ciudad mediana) y un turismo de gama media.
PRECIO
A pesar de que como hemos comentado, estos dos bienes suponen la mayor inversión de nuestra vida, dista mucho el precio entre uno y otro, que pueden suponer una relación en torno a diez veces el precio de la casa sobre el coche.
También es muy importante tener en cuenta la devaluación de sus precios a lo largo de su vida. Mientras que una vivienda bien conservada puede mantener su valor a lo largo del tiempo e incluso aumentarlo (en muchos casos la viviendas antiguas son más apreciadas por sus características como techos altos, amplias estancias,...), en el caso de los coches nada más matricularse se devalúan casi un 20% y durante los primeros seis años se deprecian a un ritmo en torno a un 10% anual.
DURABILIDAD
Un aspecto que se relaciona directamente con el anterior es la durabilidad de dichos bienes. Un edificio es proyectado para durar al menos 100 años, pero la práctica demuestra que si éste está correctamente mantenido su durabilidad puede ser ilimitada. Un vehículo -a pesar de que lo tratemos con sumo cuidado- no suele superar la década de vida, además de que su valor a esa edad -por muy bien que se encuentre- se reduce a poco más de un 10% de su precio original.
Por tanto, se podría decir que en principio tienen una relación durabilidad precio equivalente puesto que la vivienda dura y cuesta diez veces más que el coche, con la gran diferencia de que el segundo devalúa su precio, mientras que la vivienda podemos venderla en cualquier momento y recuperar su precio a valor actual. Esto se traduce en que una casa supone una inversión mientras que un automóvil representa un gasto.
PRESTACIONES
Como ya comentamos al principio, estos dos bienes son aquellos de nuestra propiedad donde pasamos mayor tiempo de nuestra vida, y por tanto sus características y nivel de confort va a condicionar en gran medida nuestra calidad de vida.
Mientras que las viviendas han dado un salto en su calidad constructiva sólo en los últimos diez años -gracias a la entrada del Código Técnico de la Edificación- hasta entonces era común la construcción de viviendas sin aislamiento o muy escaso, carpinterías de vidrio simple y en muchos casos sin sistemas de climatización, al menos en las zonas climáticas menos exigentes. Es común ver quien tiene aire acondicionado en su coche pero no en su casa o quien instala un equipo de música mejor en su vehículo que en su vivienda. Por desgracia, la crisis de la construcción ha supuesto que el número de edificios construidos bajo el CTE sea aún muy bajo.
Pero la mejora de las condiciones constructiva de los edificio no nos ha acercado a la industria automovilística, que también han dado una salto exponencial de equipamiento a sus vehículos, dotando de servicios antes exclusivos para los vehículos de alta gama a los de gama media e incluso baja. Y es que nuestros coches, ademas de contar con climatizador (en muchos casos con regulador de temperaturas zonales), tienen alarma, sus cristales se cierran automáticamente cuando cerramos el coche o se abren cuando accedemos a él, la luz interior se enciende cuando abrimos la puerta o cuando paramos el motor, los faros se activan cuando entramos a un túnel o se hace de noche y los limpia parabrisas entra en funcionamiento en cuanto llueve, entre otros muchos servicios; y ahora -por último- ¡aparcan prácticamente solos! Es decir, están completamente domotizados, algo que se aleja de la gran mayoría de las viviendas que conocemos.
CONSUMO Y MANTENIMIENTO
Por otro lado, nuestros vehículos nos aportan constantemente información: nos indica el consumo instantáneo y medio de combustible, los niveles bajos de agua, aceite, líquido de frenos,... y nos recuerda que nos toca una revisión o un cambio de aceite, etc.
Por contra, nuestro control de gastos en una vivienda se limita prácticamente a las facturas de energía y agua que, por otro lado, casi nadie sabe interpretar (y es que no son para nada de fácil lectura). A esto se ha sumado, no hace ni tres años, el certificado energético, que pretende arrojar algo más de luz de cara a la información con la que contamos de cara a la compra o alquiler de un inmueble, pero que por desgracia aún es poco conocido y valorado por la sociedad.
De cara al cuidado y mantenimiento de ambos, nuestro automóvil viene con un manual de usuario que además de explicarnos el funcionamiento de todos sus servicios, nos recuerda las fechas de las revisiones y comprobaciones que deben realizársele y que son importantes de cara a mantener la garantía. En contraposición, el libro de uso y mantenimiento del edificio, es una herramienta relativamente nueva, que como pasa con el certificado energético, o no existe, o se desconoce su existencia o simplemente no se tiene en cuenta. Esto da lugar a que generalmente no se realicen medidas tan básicas como revisar los desagües de cubierta de forma periódica para evitar obstrucciones, sobre todo de cara a la llegada de épocas de lluvia, con los problemas posteriores que ello acarrea, entre otras.
Por último, las cuestiones de limpieza y embellecimiento están generalmente mucho más presente en los vehículos, ya que mientras se repara inmediatamente cualquier roce que pueda sufrir o se limpian y abrillantan todos los domingos, los edificios presentan unas fachadas que en muchas ocasiones no han sido pintadas desde su construcción o cuenta con unas zonas comunes y patios descuidados, en la falsa creencia de que nuestra casa sólo comprende de puertas para adentro.
CONCLUSIONES
A pesar de que la vivienda supone un coste mucho mayor y representa una inversión mucho más interesante, se pone un mayor empeño en las exigencias y prestaciones que nos reportan nuestros vehículos, junto con el mayor mimo y cuidado que le prestamos, posiblemente debido -junto a otros aspectos como sociales o culturales- a la mayor información y conocimiento que poseemos de las prestaciones, requerimientos y necesidad de mantenimiento que precisan los vehículos frente a los inmuebles, que en muchos casos se suponen de mantenimiento cero; nada más lejos de la realidad.
Autor: Eduardo Martín del Toro, Dr. Arquitecto y Máster en Medio Ambiente y Arquitectura Bioclimática, propietario de Del Toro & Antúnez ARQUITECTOS
Enhorabuena por el artículo, temática interesante y muy bien estructurada.
ResponderEliminarTambién se podría haber hablado sobre el porcentaje de piezas, accesorios y materiales que se pueden reutilizar, recuperar y reciclar en un coche, respecto de una vivienda.
Lo dicho, mis felicitaciones.
Estimado Manuel:
EliminarMuchas gracias por leernos y por el comentario.
Lo cierto es que el tema da para mucho...
Atentamente, un saludo.
La mejor opción para tener una mayor calidad de vida, es adoptar los planes de movilidad urbana sostenible, donde se introducen iniciativas que permitan disminuir las emisiones de Co2, empleando más el transporte público y reduciendo el uso del vehículo privado.
ResponderEliminarEstimados amigos, aunque este post no verse sobre la movilidad sostenible, tema que hemos tratado poco, es cierto que es un factor fundamental de cara a tener ciudades más vivibles. Saludos.
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